THE MATCH IS ON


Este blog está inspirado en los territorios cinemáticos-comunitarios del boxing “Rocco e i suoi fratelli” (Luchino Visconti, 1960), y pretende dar rienda suelta al espectrum literario-crítico local y global, así como a todas las bestialidades estéticas-artísticas del sujeto moderno, deacuerdo a ciertas prácticas y prescripciones de pelea discursiva como la ironía, el sarcasmo, la parodia y la sátira.


Bievenido Welcome Benvenuti

30 de septiembre de 2011

BEAT


ROCCO

En 1969, a raíz de los sucesos de “People’s Park”, el poeta beat Allen Ginsberg ofreció un recital en Berkeley, donde recitó varios poemas de William Blake. Segun Ginsberg, su poesía nace de Blake, el primer poeta de la genealogia Beat, el primer poeta moderno que se dio cuenta de los efectos negativos del racionalismo opresor y el cientificismo indiscriminados.
La generación Beat percibió la realidad de la incomodidad, el malestar, la enfermedad profunda e inexplicable, de la inseguridad y del miedo, que se remonta a los años posteriores a la segunda guerra mundial y, sobre todo a los años cincuenta.
El clima histórico en que se formó estuvo dominado por la violencia, una violencia que iba de las ideas a los hombres que las profesaban. Este es el panorama, principalmente americano: tensiones sociales, raciales, psicológicas, generacionales, y destrucción nuclear.
Así, surge el existencialista americano, el hipster, (negro blanco, que intenta asimilar del negro, la peligrosidad de una existencia vivida siempre en presente y ajena a las instituciones propias de la sociedad blanca) el hombre que sabe que si nuestra condición colectiva es la de vivir bajo la amenaza de una muerte instantánea, por guerra atómica, o lenta, bajo el conformismo en la que fallece cualquier instinto de creación o de rebeldía, entonces, la única respuesta vital es aceptar los términos de la muerte, y convivir con ella como peligro inmediato. De ahí la violencia, sensualidad, apoliticismo y rechazo de todas las categorías y juicios morales. Junto al Hipster, el Beatnik, el joven intelectual, decidido a hacer oír su propia voz más en sentido existencial o poético que político, más abierto y extrovertido, que busca la verdad en la marihuana (allí donde para el Hipster existía la heroína), en el misticismo y en la filosofía oriental, en el sexo, en el bebop. El Beatnik, con frecuencia judío, procede de la clase media, es amable, ajeno a la raza, es a menudo, un pacifista radical que defiende la libre expresión e igualdad, que lo mueve contra la hipocresía y mediocridad de su propia clase. 
El Beatnik, poeta rechazado e incomprendido, constantemente al borde de la locura, fue quien sobrevivió y se transformó, acaso porque estaba más articulado que el Hispter, era más positivo y sensible en su dramática voluntad de negar la realidad circundante. En este sentido, el Beatnik supo dar voz a su propia angustia y escribir el propio aullido, mientras el Hispter se extinguió en la tensión violenta, en la heroína, en la frialdad y circunspección del propio mundo-yo.
El poema Aullido dedicado a Carl Solomon, manifiesta el amargo y desesperado sufrimiento aliviado únicamente por la profundidad del afecto que unía a los primeros círculos beat, el instintivo abandono de cánones y normas burguesas, y la afirmación de un conjunto de transgresiones a estas reglas, el drama del rechazo, de la exclusión y de la constante y agotadora búsqueda de una humanidad que aparecía perdida y destruida para siempre, una especie de trágico visionarismo que descubría la pendiente sobre la que rodaba la sociedad y al mismo tiempo imaginaba un nuevo orden social emanado de la nueva sensibilidad. Éstos son los temas de una poesía y de una prosa que, incluso técnicamente, querían romper con el pasado o continuar algunos aspectos de la tradición que les era más afín.
Ginsberg tendrá como inspiradores principales a Whitman, Melville y Blake, filtrados a través de la matriz judía y la experiencia política de la izquierda americana de los años treinta y precedentes, con un resultado final que participa tanto de la poesía de protesta y de compromiso social como del misticismo oriental: una protesta que, más que a Marx, se refiere al realismo extático de Blake; una protesta cuyo tema no se reduce a una simple preocupación por la justicia social, en la que las palabras y las imágenes son las del tiempo y la eternidad, la locura y la visión, el cielo y el espíritu; una protesta que no llama tanto la revolución, como el apocalipsis. Poesía oral plasmada en el papel sin intervención del intelecto, flujo o impulso de palabras espontáneo e incontrolado, nacido por acumulación y no por revisión, en la búsqueda de un arte no mediado por el intelecto, en la gran tradición tribal, chamánica y profética.
Este poema, que manifiesta la producción literaria de aquellos años es, en consecuencia, un grito de angustia desgarrada y de júbilo turbulento. La palabra del poeta que lucha con el infierno, tanto personal como de una sociedad ciega y cómplice de crímenes. Más allá de su palabra lucha la voluntad de amar y de difundir este sentimiento. No existe testimonio más horrorizado y maravillado de aquella época, sensibilidad y manera de vivir que Aullido.
Así, la primera expresión tuvo el carácter de denuncia existencial, una denuncia dolorosa, angustiada y gritada. Muertes y locuras constituyen la historia de la beat generation: las denuncias y la voluntad de búsqueda se pagaron muchas veces con la propia vida, con el desequilibrio mental, ya fuese real o considerado así por la sociedad.
Pero este poema no se redujo a un sobresalto aislado. Expresó un descontento, un vacío, un disgusto profundo, soterrado, vivido hasta entonces individualmente, en el propio yo, casi celosamente. Y en los años finales del cincuenta y que abrían los sesenta, la generación Beat se reconoció más allá del territorio de los poetas; la poesía alcanzó a los no poetas, dejando finalmente de ser una experiencia individual y personal, para convertirse en un lenguaje colectivo con el que expresar una experiencia colectiva.

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