Mobius – espiral de negatividad
De esta manera, Watergate no fue sino una carnada tendida por el sistema para capturar a su adversario – la simulación de un escándalo para un fin regenerador. En la película, esta es caracterizada por el personaje de “Deep Throat” (garganta profunda), quien dice ser la eminencia gris de los Republicanos, manipulando el ala izquierda de los periodistas para lograr librarse de Nixon – ¿y por qué no? Todas las hipótesis son posibles, pero esta es superflua: la misma Izquierda hace un perfecto trabajo, y espontáneamente, hace el trabajo de la Derecha. Además, sería ingenuo ver una aguda conciencia trabajando aquí. Porque la manipulación es una oscilación causal donde lo positivo y negativo son engendrados y superpuestos, donde ya no hay nada activo o pasivo. Es a través de un arbitrario cese de esta espiral de causalidad lo que permite que el principio de realidad política pueda ser salvado. Es a través de la simulación de un estrecho, convencional campo de perspectiva donde las premisas y las consecuencias de un acto o de un evento pueden ser calculadas, donde la credibilidad política puede ser mantenida (y por supuesto un análisis “objetivo”, la pelea, etc.). Si uno imagina el entero ciclo de cualquier acto o evento en un sistema donde la continuidad lineal y la polaridad dialéctica ya no existen, en un campo desquiciado por la simulación, toda determinación se evapora, cada acto ha terminado con el fin de un ciclo que ha beneficiado a todos y que se ha esparcido en todas direcciones.
¿Es todo bombardeo en Italia causado por el trabajo de la extrema Izquierda, o la provocación de la extrema Derecha, o una mise-en-scene Centrista para desacreditar a todos a los terroristas, y apuntalar su alicaído poder, o nuevamente, esto es un escenario de inspiración policial y una forma de chantaje para la seguridad pública? Todas son simultáneamente verdad, y la búsqueda por probarlo, la verdadera objetividad de que los hechos no ponen fin a este vertigo de interpretaciones. Esto es, que estamos en una lógica de la simulación, la cual ya no tiene relación con una lógica de los hechos y un orden racional. La simulación está caracterizada por la precedencia del modelo, de todos los modelos basados en meros hechos – la precedencia de los modelos, su circulación, orbital como una bomba, constituye el genuino campo magnético del evento. Los hechos ya no tiene una trayectoria específica, ellos nacen en la intersección de los modelos, un sólo hecho puede ser engendrado al mismo tiempo por todos los modelos. Esta anticipación, esta precedencia, este corto circuito, esta confusión del hecho con su modelo (no más divergencia de significado, no más dialéctica polaridad, no más negativa electricidad, implosión de los polos antagónicos), es lo que permite todas las posibles interpretaciones – incluso las más contradictorias – todas verdaderas, en el sentido que sus verdades son intercambiadas, en la imagen de los modelos de donde ellas derivan, en un ciclo generalizado.
Los Comunistas atacan al Partido Socialista como si ellos desearan echar por tierra la unión de la Izquierda. Ellos dan crédito a la idea que esta resistencia provendría de una necesidad política mas radical. De hecho, es porque ellos ya no quieren el poder. Pero no quieren el poder en este momento, por que es un tanto desafavorable para la Izquierda en general, un tanto desfavorable para ellos dentro de la Unión de la Izquierda – ¿o por qué no aspiran, por definición, al poder? Cuando Berlinguer declara: “No hay necesidad de tener miedo de ver a los Comunistas tomando el poder en Italia,” esto simultáneamente significa:
que no hay necesidad de tener miedo, ya que los Comunistas, si llegan al poder, no cambiarán ningún mecanismo fundamental del capitalismo;
que no hay riesgo que ellos vayan siempre a llegar al poder (debido a que no lo quieren) – y aún así, si ellos ocupan la sede del poder, ellos nunca ejercerán el poder, excepto por autorización;
que en realidad, el poder, el genuino poder ya no existe, y de esta manera, no hay riesgo, quienquiera que sea el que tome el poder;
pero más lejos: Yo, Berlinguer, no tengo miedo de ver a los Comunistas tomando el poder en Italia – lo cual puede parecer en sí mismo evidente, pero no eso que ustedes deben pensar, porque
esto podría significar lo opuesto (no es necesario aquí un psicoanálisis): Yo tengo miedo de ver a los Comunistas tomando el poder (y hay buenas razones para esto, incluso para un Comunista).
Todo esto es simultáneamente verdad. El secreto de un discurso que ya no es simplemente ambigüo, como lo puede ser un discurso político, pero que conlleva la imposibilidad de una determinada posición de poder, la imposibilidad de una determinada posición discursiva. Y esta lógica no es ni de un partido ni de otro. Esta lógica atraviesa todos los discursos sin que los partidos la busquen.
¿Quién desenredará este embrollo? El nudo Gordiano puede al menos ser cortado. La tira de Mobius, si uno la divide, resulta en una espiral suplementaria sin la reversibilidad aparente de ser resuelta (aquí la reversible continuidad de la hipótesis). El infierno de la simulación, el cual ya no es una tortura, sino un astuto, maléfico, esquivamente retorcido significado – donde incluso los condenados a Burgos son todavía un regalo de Franco a la Democracia de Occidente, quien aprovecha la ocasión para regenerar su debilitado humanismo. ¿De quién son las indignadas protestas que hacen consolidar el gobierno de Franco, uniendo las masas españolas contra la intervención extranjera? ¿Dónde está la verdad de todo esto, cuando tal admirable confabulación se entrelaza sin el conocimiento de sus autores?
Conjunción de un sistema y de su extrema alternativa como los dos lados de un espejo curvo, una “viciosa” curvatura de un espacio político que es de ahora en adelante magnetizado, circularizado, reversibilizado desde la derecha a la izquierda, una torsión que es como el espíritu maligno de la commutación, todo el sistema, la infinidad del capital doblado sobre su propia superficie: ¿transfinito? ¿Y no es el mismo espacio del deseo y el líbido? Conjunción de deseo y valor, de deseo y capital. Conjunción del deseo y la ley, el placer final como la metamorfosis de la ley (la cual está generalmente a la orden del día): sólo el capital es poseedor de placer, dice Lyotard, antes de pensar que ahora nosotros obtenemos placer en el capital. Irresistible versatilidad del deseo en Deleuze, un enigmático cambio que trae deseo “por sí mismo revolucionario, y como sin querer, ausencia que quiere,” desear su propia represión y ¿cubrir de paranoia y facismo el sistema? Una torsión maligna que regresa esta revolución de deseo a la misma y fundamental ambigüedad que la revolución histórica.
Todas las fuentes de referencias combinan sus discursos en una compulsión circular Mobiana. No hace mucho que sexo y trabajo, eran términos que estában ferozmente opuestos, actualmente ambos están disueltos en el mismo tipo de demanda. Anteriormente, el discurso sobre la historia derivaba de su poder, de su violenta oposición a la naturaleza, del discurso del deseo al del poder – actualmente ellos intercambian sus significados y escenarios.
Podría tomar mucho tiempo atravesar el rango entero de operaciones de negatividad, de todos aquellos escenarios de disuasión, los cuales, como Watergate, tratan de regenerar un principio moribundo a través de un escándalo simulado, de un fantasma, y asesinato – un tipo de tratamiento hormonal a través de la negatividad y la crisis. Esto es siempre una cuestión de probar lo real a través de lo imaginario, probar la verdad a través del escándalo, probar la ley a través de la transgresión, probar el trabajo a través de la huelga, probar el sistema a través de la crisis, y el capital a través de la revolución, como anteriormente (los Tasaday) de probar la etnología a través de la privación de su objeto – sin considerar dentro de esto:
la prueba del teatro a través del antiteatro;
la prueba del arte a través del antiarte;
la prueba de la pedagogía a través de la antipedagogía;
la prueba de la psiquiatría a través de la antipsiquiatría, etc.
Todo es metamorfoseado dentro de su opuesto para perpetuarse en su forma expurgada. Todos los poderes, todas las instituciones hablan de sí mismas a través del rechazo, para intentar, simulando su muerte, escapar de su real agonía. El poder puede representar su propio asesinato para redescubrir un indicio de existencia y legitimidad. Tal fue el caso de algunos presidentes americanos: los Kennedys fueron asesinados porque ellos aún tenían una dimensión política. Los otros, Johnson, Nixon, Ford, sólo tuvieron el derecho a intentos fantasmales, a asesinatos simulados. Pero esta aura de una amenaza artificial era aún necesaria para ocultar que ya no eran sino las marionetas del poder. Anteriormente, el rey (también Dios) ha muerto, ahí dentro yace su poder. Actualmente, es forzado miserablemente a fingir su muerte, para preservar la bendición del poder. Sin embargo, esta perdido.
Para buscar sangre nueva en su propia muerte, para renovar el ciclo a través del espejo de la crisis, la negatividad, y el antipoder: esta es la única solución- pretexto de cada poder, de cada institución por intentar quebrar el círculo vicioso de su irresponsabilidad y de su fundamental inexistencia, de su ya conocida muerte.
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