ROCCO
Existe consenso en la crítica galdosiana de que más de una voz narrativa comparte el espacio dialógico presente en Fortunata y Jacinta. Es en este espacio, donde las distintas voces narrativas entran en contacto, enfrentándose unas a otras, especialmente en el capítulo de las Micaelas, donde actúan como caja de resonancia de las voces femeninas y del chisme. El cual, como otra voz, participa del concierto de voces que corren y se entrelazan en el tejido novelesco que Galdós cede a las voces discursivas del capítulo y de la novela.
Según la clasificación empleada por Bakhtin para analizar la obra de Dostoyevsky, Galdós escribió en un momento heteroglósico “when a society or culture recognized different levels of discursive expression, believing that the native language existed equally on these different levels of discourse”. Momento en el cual, era normal admitir en el lenguaje literario diferentes tipos de descripción, de formas de habla y de imitación de modelos literarios anteriores. Es así como el narrador - personaje de la novela juega “con la presencia o carencia de información, con su omnisciencia o no-omnisciencia. A veces nos dice que no conoce tal o cual información, o duda respecto a la veracidad de las palabras de los personajes; otras veces, sin embargo, es capaz de entrar en la mente de los personajes y transcribir sus sueños, impresiones y emociones” (Rodero, 68-76).
En este sentido, si bien FJ es considerada por la crítica una novela polifónica: “a plurality of independent and unmerged voices and consciousnesses...with equal rights and each with its own world” (Bakhtin 6), es importante entender las relaciones que se establecen entre la idea de chisme y las voces narrativas presentes en el capítulo VI, con el fin de identificarlas en función al aspecto narratológico que el chisme desempeña. Desde un punto de vista estético, FJ “is a realist-naturalist work, a reflection of reality in urban setting, heavily populated in fiction” (Moncy 69), que permite a Galdós ceder (narrador omnisciente) la narración a otras voces femeninas (Mauricia la Dura, Doña Manolita, y Belén), entendidas como “interaction of several voices, consciousnesses, or world views, none of which unifies or is superior to (has more authority than) the others” (Prince, 19).
La gran mayoría de la crítica sociológica, psicólogica, y antropológica (Bergmann, Goodman, Rosnow) coincide en señalar que el chisme “murmullos de secreteo” (605) en palabra de Galdós, puede ser analizado desde una perspectiva amplia de “intercambio o transacción social” en la cual una “news is exchanged for some desired resource” (Rosnow 87), o como apunta Goodman, para adquirir información sobre los aspecto íntimos de la vida de otras personas con el fin de satisfacer nuestra curiosidad sobre aquellas personas que son de particular interés para nosotros (15).
Andreu, citando a Bakhtin, menciona a su vez, que la comunicación toma la forma de “intercambio de palabras”, es decir, de diálogo (6). Lo cual refuerza la proposición de que el chisme es intrínsicamente dialógico, aspecto que potencia la polifonía que Galdós elabora en su obra. En este sentido, el chismo se puede definir como “small talk with or without a known basis fact...seems motivated primarily by ego and status” (Rosnow 4). Aunque Goodman plantea que el chisme no es sólo “talk (or write) idly about other people” sino también una actividad acerca de alguien que no es parte de la conversación (47). Sin embargo, y a diferencia del rumor que “deal with events and issues of great importance or magnitude”, el chisme típicamente “deals with the personal affairs of individual” (11).
En el capítulo de las Micaelas, el chisme cumple una importante función estructural al interior del convento, pues no sólo “promotes friendship and group cohesion, helps to sustain group norms” sino también “serves to effectively communicate important information” (Goodman, 3). Tal información sorprende y repercute en el comportamiento de las mujeres, como cuando Mauricia le menciona a Fortunata “el caso del Pituso, a quien Jacinta quiso recoger creyéndolo hijo de su marido y de la propia Fortunata” (619), o cuando nos enteramos por medio de Mauricia que Doña Lupe “tiene millones escondidos en el Banco y en el Monte” (Galdos, 630).
Es tal la importancia estructural del chisme desde el punto de vista narrativo, que anticipa, de manera onírica, el final de la novela: “Alentada por esta declaración arrancóse Fortunata a revelar que, en efecto, pensaba algo, y que algunas noches tenía sueños extravagantes... que era ella la esposa y Jacinta la querida tal, unas veces abandonada, otras no. La manceba era la que deseaba los chiquillos y la esposa la que los tenía. – Hasta que un día… me daba tanta lástima que le dije, digo: “Bueno, pues tome usted una criatura para que no llore más.” – ¡ay qué salado! – exclamó Mauricia - . Es buen golpe. Lo que una sueña tiene su aquel” (631). En otras palabras, el narrador asume el papel de oráculo, que estructuralmente anticipa la escena final de la novela, donde Fortunata le da su hijo a Jacinta. También , detrás de lo que dice Mauricia, se encuentra la voz del narrador que apela indirectamente al lector al decir que lo que sueña Fortunata “tiene su aquel”, su justificación estructural y significativa en la novela.
Para Goodman el chisme es una actividad que posee un valor intrínsico, sometimes gossip seems to be talk for the sake of talking” (12-13). Es decir, que nuestro interés está dirigido a la actividad en sí y no a sus resultados. Aunque reconoce que tal actividad también tiene resultados prácticos, pero que no es desarrollada con el fin de lograr estos resultados, sino más bien, satisface nuestras necesidades. Tal aspecto permite comprender por que el chisme logra en este capítulo una función autónoma, como una voz más que se integra en el concierto polifónico, pero que “requires more than one active participant. In this it differs from soliloquoy, monologue, or lecturing” (106). Como menciona Andreu, “la estructura de la novela polifónica está basada en el deseo de asegurar el libre desarrollo de la voces independientes. La libertad con la que se expresan todas la voces y el sentido de autosuficiencia de cada una de ellas es una característica esencial de la novela polifónica” (12).
Un aspecto presente en la novela es el empleo de mujeres como narratarias. Esta presencia puede conducir a la extendida y universal opinión de que el chisme es una forma típica de comunicacion femenina, o según Goodman, “a peculiarly female form of discourse” (86). Para Bergmann, el asociar el chisme con un asunto de mujeres ha sido parte de innumerables anécdotas, proverbios, y caricaturas que han determinado nuestra imagen del chisme donde no esta explícitamente formulado (59). Aunque ambos críticos reconocen que el chisme no es un asunto exclusivo de mujeres, Galdós se vale de este recurso del mito de la mujer lavandera para desarrollar el motivo del chisme en este capítulo. Por ejemplo, cuando el narrador presenta la escena en la cual Fortunata y Mauricia se encuentran lavando ropa: “en el vivo interés que este dialogo tenía para las dos mujeres, a veces los cuatro vigorosos brazos metidos en el agua se detenían, y las manos enrojecidas dejaban en paz por un momento el envoltorio de ropa anegada, que chillaba con los hervores del jabón... mirábanse cara a cara en aquellos cortos intervalos de descanso, y después volvían con furor al trabajo sin parar por eso la lengua. (630)
Para Bergmann, este tipo de atribuciones, “gossips like a washerwomen” así como “cries like a little kid”, etc…, se refieren a un principio de organización del conocimiento cotidiano que sirve en la vida diaria como un importante recurso perceptivo e interpretativo. De hecho sabemos y esperamos que ciertas categorías específicas de personas lleven a cabo ciertas actividades. Esta interrelación es tan fuerte que podemos usarla para trazar inferencias no sólo de una categoría de personas con respecto a sus actividades, sino también “conversely from an activity to the coordinate personal category of its actor” (60-61).
En la novela, el narrador ofrece detalles sobre el papel que el chisme tiene no sólo como “malicious talk” (62) de una actividad como la lavandería, sino también como diálogo y nacimiento del chisme como tal: “sorprendidas por una monja en esta sabrosa conversación que las hacía desmayar en el trabajo, tuvieron que callarse. Mauricia dio salida al agua sucia, y Fortunata abrió el grifo para que se llenara la artesa con el agua limpia del despósito de palastro. Creeríase que aquello simbolizaba la necesidad de llevar pensamientos claros al diálogo un tanto impuro de las dos amigas. (632) Si rastreamos el significado etimológico que simboliza no sólo esta escena sino también la escena anteriormente mencionada, arribamos a la interrelación entre chisme y mujeres en un contexto social específico de la acción “namely, the communal laundry (washing place) of women, in which the different meaning of gossip fit together like a jigsaw puzzle and form a whole, is–at least symbolically–the birth place of the communicative semantics ‘gossip’” (62). Como dice Bergmann: “just like birds carry seeds from the trees into church towers” (65).
En otras palabras, el espacio donde se limpia la ropa asume un significado especial, pues mientras Fortunata y Mauricia lavan ropa (= chismeando) que “contained the bodily dirt of its user, “revealing” stains and worn out places and holes, the women constantly came across traces of the private and intimate affairs of others” (63-64). En este sentido, Fortunata y Mauricia asumen estructuralmente la posición de productoras de chismes que adquieren información moralmente contaminada acerca de la vida privada de los otros. Lo que plantea como condición estructural de la emergencia del chisme, la desigual distribución social del conocimiento acerca de la vida privada de los otros (63).
Por otra parte, el sujeto del chisme es definido por Bergmann, como alguien que se encuentra excluído del proceso comunicativo como participante activo, pero que está presente como alguien acerca del cual se habla o se desarrolla el chisme. (49) Es el caso de Juanito Santa Cruz, de quien directa o indirectamente se habla, mediante los diálogos que sostiene Fortunata con Mauricia: “Aquel día…¿sabes?, acabadita de marcharte tú, estuvo en casa de la Paca Juanito Santa Cruz. Fortunata la miró aterrada. ¿Que día? – fue lo único que dijo” (Galdos 608). Lo mismo sucede con Jacinta y Juanito en los comentarios de Doña Manolita sobre la vida de los Santa Cruz: “De aquí saltó la conversación a hablar de Jacinta. ¡Ah! Jacinta era una mujer muy mona; lo tenía todo, bondad, belleza, talento y virtud. El danzante de Juan no merecía tal joya, por ser muy dado a picos pardos.” (622) En los ejemplos, no sólo sobre Juanito es de quien se chismea, sino también sobre Jacinta, Visitación, Matilde, Maximiliano Rubín, Doña Lupe, y Doña Guillermina.
Un elemento necesario para la emergencia del chisme es la mantención del secreto por parte de los chismosos, es decir, la privacidad de la conversación entre los participantes del chisme: “Sintieron [Fortunata y Mauricia] venir a la superiora, y rápidamente se levantaron y se pusieron a brochar otra vez . . . un rato después, las dos arrepentidas volvieron a pegar su hebra” (Galdos 609). Tal privacidad “offers a second world in addition to the revealed one” (53), el cual “acquires and preserves the character of being accidental, occasional, and transitory” (Bergmann, 78). Ahora, cualquiera que este involucrado en una conversación chismosa durante las horas de trabajo, esta actuando negligentemente. Esto por que el chisme es visto como una (in)actividad que no es compatible con el trabajo. Ellas momentáneamente interrumpen su labor “for the sake of conversation” (78).
Con respecto al productor del chisme, se puede caracterizar como el enlace fundamental del proceso del chisme pues es quien maneja toda la información chismosa. El caso más emblemático en este capítulo, es el de Mauricia la Dura, quien esta a cargo de la mayor parte de la producción del chisme. Por una parte, ella conoce la vida privada de los sujetos ausentes, directa e indirectamente, y por otra, es quien transmite la información al receptor de la conversación quien se encuentra presente, como en el caso de Fortunata (55). También está el caso del narrador omnisciente que como señala Rodero: “no sólo se presenta metido en la ficción y sin autoridad omnisciente, sino que llama la atención del lector sobre su actividad de cuentista, historiador” (76) y chismoso: “es cosa muy cargante para el historiador verse obligado a hacer mención de muchos pormenores y circunstancias enteramente pueriles, y que más bien han de excitar el desdén que la curiosidad del que lee, pues aunque luego resulte que estas nimiedades tienen su engranaje efectivo en la máquina de los acontecimientos, no por esto parecen dignas de que se las traiga a cuento en una relación verídica y grave. Ved, pues, por que pienso que se han de reír los que lean aquí ahora que Sor Marcela tenía miedo a los ratones.”(636) Como bien menciona Andreu, “las contradicciones presentes en las diferentes versiones narrativas proyectan las permutaciones de los textos utilizados por la voz del narrador” (75). A veces los textos son historias, otras veces son cuentos: la ambivalencia que niega la importancia de la voz narrativa realista.
Bibliografía
Andreu, Alicia G. Modelos dialógicos en la narrativa de Benito Pérez Galdós. Amsterdam: J. Benjamins, 1989.
Bakhtin, Milkhail. Problems of Dostoevsky’s Poetics. Ed. and Trans. Caryl Emerson. Minneapolis: Minnesota UP, 1984.
Bergmann, Jörg R. Discreet Indiscretions: The Social Organization of Gossip. Trans. John Bednarz. New York: Aldine De Gruyter, 1993.
Goodman, Robert F, and Aaron Ben-Ze’ev. Ed. Good Gossip. Lawrence: Kansas UP, 1994.
Moncy Gullón, Agnes. “Fortunata and Jacinta: A Polyphonic Novel.” The Art of Translation: Voices from the Field. Ed. Rosanna Warren. Boston: Northeastern UP, 1989. 64-83.
Peréz Galdós, Benito. Fortunata y Jacinta: dos historias de casadas. Madrid: Cátedra, 2000.
Prince, Gerald. A Diccionary of Narratology. Lincoln: U of Nebraska P, 2003
Rodero, Jesús. “Fortunata y Jacinta: heteroglosia y polifonía en el discurso del narrador.” Anales galdosianos. 29 (1994-95):75-85.
Rosnow, Ralph L., and Fine Gary Alan. Rumor and Gossip: The Social Psichology of Hearsay. New York: Elsevier, 1976.
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